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«Se ha portado muy mal», «no se merece a esa niña», «tendría que quitarte a la niña, porque te has portado muy mal». S. escuchó esas frases de la matrona que le atendió durante su parto en el hospital de Cruces (Vizcaya) en 2012 y que, poco antes, le practicó una episiotomía (corte de piel, músculos, nervios y fascias que rodean la vagina) no indicada pese a la oposición de la mujer. Ya desde su ingreso en el hospital, no le dejaron beber, la obligaron a permanecer boca arriba y sin moverse y no permitieron que el padre la acompañara en todo momento. La episiotomía le provocó incontinencia urinaria y repercusiones «severas» en su vida sexual y de pareja. Su caso es una de las cuatro denuncias por violencia obstétrica que una abogada española ha llevado ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

 

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